Días de placer...

sábado, 2 de enero de 2010

Otro día más, despierto…



Un minuto, una hora, varias, otro día más, sin ti, quién me lo iba a decir, seguro que no el perchero de tu habitación. Sí, ese que rompimos las dos cuando me besaste por primera vez, más loca que nunca, desnudándome, como podías.



Tu reflejo todavía me persigue en la ducha, donde tantas veces reías al ver como me golpeaba contra la puerta, claro estaba recién levantada, y te lanzabas sobre mí metiéndome en la ducha todavía vestida, así contigo, tremendos rollos te formaba!!!…



Las sombras que dibujaron nuestros cuerpos en mi cuarto mientras volábamos una encima de la otra y como olas nos quemaba el compás rítmico, el puñetero movimiento que me volvía loca día sí día también esperando la noche en mi cuarto.



Mis braguitas negras que rozabas sin cesar camino al trabajo, el último polvo de la mañana decías, y deslizabas tu mano debajo de ellas, ¿ya estás mojada? Mujer que fácil eres y se mezclaban mis gemidos y las cornetas de los carros, probabas mi elixir y ya estabas desayunada, con fuerzas para todo el día.



Llegaba la tarde, y solo te estirabas a mi lado, desnudas, eso sí. Para que se rocen nuestros cuerpos, se mezcle tu aroma, y me visites en sueños…



Dos semanas, solo eso, 1.209.600 minutos, 336 horas, catorce días, o lo que es lo mismo, millones de caricias, cientos de besos, catorce fantasías… interminables orgasmos…



Me levanto y lo único que encuentro es ropa desgarrada, manchas de carmín, tu aroma en mi piel y tu hueco en la cama…



Alo mejor esto que escribo es algo antagónico o bizarro pero es algo que refleja parte de lo que soñé algún día y de lo que paso en realidad…



Esto le sucedió a la amiga de un amigo



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